Factores que Afectan
la Incidencia del Virus de la “Peste Negra del Tomate”
en Cultivos Horticolas
Bajo Cubierta
Ing. Agr. Mariel Mitidieri e-mail: mmariel@inta.gov.ar.
EEA
INTA SAN PEDRO. CC 43.CP 2930 TE/FAX: (03329)424074.
Entre
las enfermedades virales que afectan al cultivo de tomate, pimiento y lechuga
en la Argentina, se destaca la "peste
negra" , causada en nuestro país por los tospovirus tomato spotted wilt
virus (TSWV), tomato chlorotic spot virus (TCSV) y groundnut ring spot virus
(GRSV) . El virus de la "peste negra del tomate", representa
un importante escollo para aquellos productores que quieren realizar cultivos,
con baja utilización de agroquímicos. Una reducida presencia de trips infectados,
puede contagiar a un gran número de plantas de manera hasta el momento irreversible,
obligando a aumentar la frecuencia de los controles de estos vectores por
vía química. La solución a una problemática tan compleja, se encontrará combinando
una serie de medidas, como:
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El uso de principios
activos eficaces y aplicados adecuadamente para controlar al insecto
vector.
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El correcto manejo
del rastrojo, evitando que los cultivos viejos se conviertan en reservorios
de vectores, así como también el cuidado en mantener la limpieza de malezas de los alrededores de los invernaderos.
-
El uso de barreras
físicas como las mallas anti-trips, utilizadas en todo el ciclo, o en
momentos estratégicos como la producción de plantines y los primeros momentos
del cultivo, han demostrado ser muy útiles en ensayos realizados en la EEA
INTA San Pedro. En los últimos años también se han incorporado al mercado
las barreras ópticas, que consisten en materiales de cobertura que por el
tipo de luz que reflejan repelen a los vectores.
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La elección de momentos
de implantación del cultivo de menor riesgo. Es sabido por los productores
que los ciclos tardíos (primavera y verano) en nuestra zona son los que
registran mayores valores de incidencia por ser mayor la población de los
insectos vectores, por lo tanto la posibilidad de implantar el cultivo en
fechas tempranas aumentará las chances de reducir los riesgos de contraer
la enfermedad. Las técnicas de acostado y la correcta nutrición permitirán
prolongar la vida útil de estas plantas continuando con las cosechas, durante
los meses siguientes. Al respecto y con la colaboración de Alexis Cuttel
y Hermann Welz, estudiantes de la Fac. de Cs. Agrarias de la Universidad
Nacional de Rosario, se han realizado experiencias en la EEA San Pedro,
en las que la cosecha de un cultivo prolongado duró 9 meses, obteniéndose
un aumento en rendimiento total del 48%, con respecto a dos ciclos cortos,
realizados simultáneamente.
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La sanidad de
los plantines será fundamental, en este sentido la presencia de grandes
empresas especializadas en producirlos, que puedan en un futuro certificar
que sus plantines están libres de
esta enfermedad, será una ventaja para el productor.
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Utilización
de materiales resistentes a la enfermedad. El
uso de materiales genéticos resistentes a la enfermedad es un recurso
de invalorable importancia. En la EEA del INTA de San Pedro, se han realizado
evaluaciones de distintos cultivares de tomate, con la participación de la Ing. Agr. Irma de Mitidieri, Fitopatóloga
de la EEA INTA San Pedro y la Ing. Agr. Elena Dal Bó, viróloga de la Fac.
de Cs. Agrarias de la UNLP. Para conocer cuál es su momento más adecuado
de utilización, se han transplantado en distintas épocas, bajo distintas
condiciones de manejo y con repeticiones en campo de productores. De esta
gama de materiales, los llamados "tolerantes a la peste negra del
tomate", presentaron baja incidencia de la enfermedad (1 -10 %),
en condiciones de baja presión de plaga, sin embargo sometidos a condiciones
de alta infestación, presentaron valores entre un 10 y 60 % de plantas afectadas. Son los materiales llamados “resistentes”, los
que ofrecen los contrastes más notorios, logrando mantener un bajo número
de plantas sintomáticas (3-15%), aún en situaciones de alta incidencia en
el testigo susceptible (> 80 %) y
reducido control químico del vector (ningún ó 2 tratamientos en todo el
ciclo como máximo, versus 20 aprox. en el manejo preventivo). Actualmente
ya hay en el mercado, disponibilidad de pimientos
resistentes a esta virosis, en la EEA INTA San Pedro se está evaluando
un grupo de materiales que podrá ser visitado por quienes tengan interés
en conocerlos.
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Condiciones predisponentes a la enfermedad. Situaciones asociadas al manejo, como la nutrición nitrogenada, el estrés hídrico y las altas temperaturas previas a la inoculación, resultaron ser
un factor determinante en la incidencia de TSWV en diversos cultivos. En nuestro
país son frecuentes las situaciones de estrés en invernaderos, causadas
por problemas de dimensiones inadecuadas y falta de ventilación. Con el
objetivo de conocer el efecto del estrés térmico en estado vegetativo del
cultivo de tomate sobre parámetros productivos, de crecimiento y sobre la
predisposición a contraer TSWV (tomato spotted wilt virus), causante de
la “peste negra”, se realizó este trabajo en conjunto entre la EEA INTA
San Pedro y el IFFIVE-INTA Córdoba, donde participaron la Dra. Edith Taleisnik,
el Ing. Elvio Biderbost y la Bióloga Pilar Castellano de dicho instituto.
Como resultado de esta experiencia, el estrés térmico previo
a la inoculación incrementó significativamente la severidad de los síntomas.
Paralelamente se observó disminución de la altura y del peso seco de la hoja,
tallo y raíz en comparación con las plantas inoculadas sin estrés y con los
testigos sanos. Las plantas inoculadas luego del estrés mostraron los menores
rendimientos totales y una disminución de la calidad: mayor descarte total
y mayores porcentajes de fruto comercial chico en relación al resto de los
tratamientos.
Estos resultados señalan la importancia de controlar las condiciones
ambientales en las etapas de producción de plantines, como manera de contribuir
a prevenir posibles disminuciones en productividad por enfermedades virales.
Las causas fisiológicas asociadas a las alteraciones en susceptibilidad encontradas
están siendo evaluadas.
CONCLUSION
Tratar de controlar la enfermedad
mediante una sola herramienta, llevará a mediano plazo a la pérdida de efectividad
de la misma. Por ejemplo basar las medidas preventivas exclusivamente en el
uso indiscriminado de insecticidas, provocará la aparición de razas de trips
resistentes a los mismos. Por otro lado, descartar por completo estas medidas
para confiar solamente en la resistencia genética para la defensa de nuestro
cultivo, dará como resultado una presión de inóculo excesiva y la chance de
seleccionar razas del virus que quiebren a estos genes. Es común observar
en nuestros cultivos un porcentaje reducido de plantas portadoras de genes
de resistencia a esta enfermedad, que si bien se ven sanas, muestran frutos
con síntomas severos.
El conocimiento global de todas las
herramientas disponibles para controlar la “peste negra del tomate” y los factores que inciden sobre su incidencia,
hará más eficiente el uso de los recursos y más racional el manejo de nuestros
cultivos. Este planteo además, será útil como ejercicio, para abordar el manejo
integrado de otras enfermedades que afectan a nuestros cultivos.